“En cualquier parte del mundo en que me encuentre cuando siento el olor de los eucaliptos, estoy en Adrogué.
Adrogué era eso: un largo laberinto tranquilo de calles arboladas, de verjas y de quintas”, escribió Jorge Luis Borges acerca del lugar donde transcurrieron los veranos de su infancia.
“Muchos argumentos, muchas escenas, muchos poemas que he imaginado, nacieron en Adrogué o se sitúan en ella.
Siempre que hablo de jardines, siempre que hablo de árboles, estoy en Adrogué”..